Me llama mucho la atención la violencia que aparece en las protestas y me surge esta idea de la pobreza mental.
Chile ha disminuido los índices de pobreza, pero que pasa mentalmente.
Las personas que han sido pobres lo siguen siendo mentalmente, acostumbrado a la carencias, no cambia solo por tener más dinero o más educación, o una mejor casa, sigue siendo pobre, no se pone más culto, al contrario, muchas veces sigue siendo rasca, flaite, peliento, un sujeto resentido, que odia a los que tienen más, siente que tiene derechos, que la sociedad tiene deudas con él, por ser pobre, que tienen que darle, acostumbrado a los subsidios, a los bonos, justifica la delincuencia, admira al que obtiene por la fuerza, no crece, la policía es su enemiga, ya que persigue a sus vecinos, amigos de infancia, considera que el saqueo, el robo se justifica, que el daño se justifica, ya que siente que daña al que es “culpable” de su pobreza.
Cria a sus hijos en ese resentimiento, los flaitea desde pequeños, corte de pelo, ropa, lenguaje, música, falta de intereses, tatuajes.
Derechos y nunca deberes.
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